lunes, 7 de diciembre de 2009

María: soledad sagrada.


La Virgen santa no tuvo ni triunfos ni milagros.
Su Hijo no permitió que la gloria humana la rozara siquiera.
Nadie ha vivido, ha sufrido y ha muerto con tanta sencillez.
Nadie ha vivido una ignorancia tan profunda de su propia dignidad.
Ella nació también sin pecado, !qué extraña soledad!
Un arroyuelo tan puro y tan límpido, que élla no pudo ver reflejada en él su propia imagen.
María: imagen hecha sólo para la alegría del Padre. !Oh soledad sagrada!
Bernanos.

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