domingo, 27 de diciembre de 2009

Familia cristiana

La unión que proviene de la carne y la sangre es importante pero no es suficiente para que la familia permanezca unida.

La familia cristiana no se funda en ideologias o filosofías discutibles que necesiten ninguna bandera, sino en la presencia de Cristo que la transforma.

Hay que dejar crecer a Jesucristo en cada miembro que la componen, aunque nos desconcierten sus planes diferentes a los nuestros.

Cristo no promete a la familia una vida sin dificultades sino una presencia fortalecedora.

Él nos capacita para el perdón y la acogida entrañable de lo debil y diferente de cada uno.

Sólo Cristo ensancha la familia para abrirse solidariamente a todas las demás.

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