domingo, 6 de diciembre de 2009

¿Cómo es tu deseo?


Tu deseo es tu oración" (San Agustin)
Sólo se desea aquello que de alguna manera ya se tiene y se conoce.
Si tu deseo es grande, tu oración será apasionada.
El deseo de Jesús se manifestó en la cruz: "Tengo sed". Solo el Espíritu es capaz de saciar esa sed.
La Navidad se convierte así en la manifestación del gran deseo de Dios en venir a nosotros.
Es pura inicitiva suya.
En el tiempo de adviento nos preparamos no para recibir algo sino Alguien.
Los que desearon ardientemente su venida, como los profetas, María y el resto humilde de Israel, pudieron orar apasionadamente.
Sólo Él puede acrecentar nuestro deseo: "Ven Señor Jesús", y así preparar el camino.

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