lunes, 28 de junio de 2010

Seguir a Jesús


Seguir a Jesús no es iniciativa nuestra sino de Él,
que nos llama cuando quiere y cómo quiere.
No es una decisión moral que nace de nuestro voluntarismo
para seguir una ideología que admiramos.
Seguir a Jesús presupone haber descubierto a una persona
que te seduce hasta cambiar tu vida plenamente.
La llamada de Jesús lleva consigo la gracia para secundarla
sin condiciones poco a poco.
La llamada de Jesús tiene la fuerza para descentrate de tu "yo".
En este seguimiento lo primero es la gracia y el don de ser llamado.

sábado, 19 de junio de 2010

¿Quién eres Tú para mí?

"Díme Tú, Señor, por tu misericordia
quién eres Tú para mí.

Dile a mi alma: "Yo soy tu salud".

Y dímelo en forma que te oiga;
ábreme los oidos del corazón,
y dime: "Yo soy tu salud".

Y corra yo detras de esa voz hasta alcanzarte.

No escondas de mí tu rostro".

San Agustín.

Señor, Tú eres el "traspasado" .

Tu costado abierto se ha convertido en manantial que nos cura y purifica.

Cuando te miramos, nuestra vida se convierte tambiénen fuente de vida para los demás.

lunes, 14 de junio de 2010

La culpa liberada

"Dichoso el que está absuelto de su culpa, a quién
le han sepultado su pecado" . (Salmo 31)

Sólo podemos amar cuando nos sentimos perdonados gratuitamente.

La gracia del perdón de Dios precede siempre a la voluntad de amar.

No tenemos perdón de Dios si no creemos necesitarlo.

Nuestros ojos se abren cuando descubrimos nuestra desconsideración
ante lo que Dios nos está regalando cada día.

Quién descubre sólo su culpa, se destruye. Quién descubre
también la gracia del perdón de Dios, se libera.



viernes, 4 de junio de 2010

Pan de la vida y pan "pa" la barriga



















Los cristianos creemos en el "milagro" del compartir los bienes.
Si nos negamos a compartir el pan de la tierra ¿Cómo nos
atrevemos a comulgar el Cuerpo de Cristo en la Eucaristía?
Si nuestras rodillas no se hincan ante los Cristos vivos
que son los pobres, nuestra adoración al Cuerpo de Cristo
en la Eucaristía es un engaño y se vuelve vacía.
"¿Cómo puede amar a Dios, a quién no ve, si no ama
a su hermano a quién ve? (1 Jn. 4,20)