viernes, 3 de septiembre de 2010

Una empresa comprometida pero apasionante.

"Cuando uno de vosotros quiere construir una casa
en el campo, ¿acaso no comienza por sentarse a calcular
los gastos, para ver si tiene con qué terminar?" (Lc 14, 28).

Hay empresas comprometidas como contraer matrimonio,
montar un negocio, escalar el Himalaya...

Seguir a Jesús como cristiano es una empresa comprometida
pero apasionante según el evangelio.

Jesús no quiere una multitud de "fans" que le sigue a todas partes
sólo para aplaudirle.

Él sólo pone sus condiciones y elige al que quiere.

Hay que poner en segundo lugar a los bienes que se posean,
a los padres, a los hermanos, a los hijos, a la mujer e incluso
a uno mismo. Hay que cargar cada día con la cruz.

Es todo un proceso a recorrer.

Hay que pensarlo bien. No todos pueden con esto.

Seguir a Cristo no es un voluntarismo ético sino una vocación
diferente a ser hombre religioso.

Sólo es posible cuando se experimenta la llamada de Cristo
verificada dentro de la Iglesia.

La misma llamada contiene la gracia que seduce y fortalece.

No hay comentarios:

Publicar un comentario