domingo, 17 de mayo de 2009

Frutos duraderos




Hay muchos frutos perecederos: amistades, matrimonios, compromisos...
Con las dificultades de la vida nos cansamos de continuar.

¿Dónde estará la clave para permanecer en el compromiso emprendido con ilusió?
"No sois vosotros los que me habeis elegido, soy yo quien os
he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto,
y vuestro fruto dure" (Jn. 15, 16)

Nuestro voluntarismo no es suficiente para perseverar. Nos cansaremos.
Es Jesús quién nos fortalece con su amor para seguir adelante. Solo Él no se cansa
porque su fuente es el amor del Padre: "Como el Padre me ha amado,
así os he amado yo, permaneced en mi amor" (Jn. 15, 9)

Permanecer en su amor es fiarnos de su gracia mas que de nuestros esfuerzos.
Él siempre nos ama el primero.




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