Los reyes magos ni fueron reyes ni fueron magos.
La narración del evangelio de San Mateo se ha
adulterado a base de infantilismo y de consumo.
Se ha producido un engaño colectivo de grandes
y chicos.
Estos magos sin magia tuvieron que esforzarse
buscando por caminos desconocidos y llenos de
dificultades y adversarios. En su caminar
no hubo milagros ni magia alguna.
En la noche solo les orientaba la luz de una estrella
que aparecía y se ocultaba de vez en cuando.
Tanpoco eran reyes sino mas bién sabios
o buscadores de la verdad a traves de las estrellas.
La estrella le llevó hasta en encuentro gozoso
del niño de Belen como fruto de su perseverancia.
Tampoco sus cofres contenían regalos como los nuestros,
sino actitudes interiores llenas de significado.
El oro expresaba que el niño de Belen
era el verdadero Rey y Señor de todos.
El incienso era reconocer que aquel niño era
el Dios verdadero que nos hermana a todos
y a quién solo se debe adorar.
La mirra revelaba la dignidad del ser humano
dónde Dios se había encarnado.
Después del encuentro de Belen todo cambió
para estos magos sin magia y volvieron a su pais
por otro camino.
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