!Oh Cristo!
Lampara alegre de la luz del Padre
que brillas fielmente
en las casas de los pobres.
Cada día busco tu rostro
tantas veces adulterado
por los que te encierran en sus templos,
o te reducen a su ideología.
Tantas veces desfigurado
por los que te amordazan con su dinero
o te instalan al lado del poder.
!Oh Cristo!
Quiero descubrirte en tu Iglesia
viviendo el misterio de tu amor gratuito
a una esposa siete veces adúltera
pero siempre fecunda para engendrar
nuevos hijos santos.
Haznos humildes para reconocerte
en todas tus mediaciones
y mantenernos siempre abiertos a tu sorpresa.
jueves, 24 de septiembre de 2009
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