Cerramos la puerta de nuestra vida por miedo a los rriesgos.
Cristo puede abrir todas la puertas si le dejamos.
El sólo puede mostrarnos sus llagas abiertas en todos los que sufren hoy.
Ha resucitado para traernos la paz y la alegría.
¿De qué o de quién sigo teniendo miedo?
¿De quién me escondo?
¿Qué necesito ver o palpar para creer?
Dichoso si puedo decir como Tomas: "Señor mío y Dios mío"
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