lunes, 9 de mayo de 2011

Huyendo sin saber a dónde.




Aparentemente caminamos en la vida,

pero en realidad vamos huyendo sin saber a dónde.



Decepcionados de los demás y de nosotros mismos,

un profundo vacio se ha instalado en nuestras vidas.



Sin darnos cuentas Jesús se acerca y se pone a caminar con nosotros.



A él sí le interesa lo que nos pasa y está dispuesto a la escucha.



Al final, si le dejamos, él nos hablará al corazón

y nacerá en nosotros una plegaria: "Quédate con nosotros".



Caldeados con su palabra comprenderemos el gesto de "partir el pan"

y descubriremos con gozo sun presencia.



Al final se "nos abrirán los ojos"

y nos convertiremos de caminantes sin rumbo

en testigos alegres de su resurrección.

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