Aparentemente caminamos en la vida,
pero en realidad vamos huyendo sin saber a dónde.
Decepcionados de los demás y de nosotros mismos,
un profundo vacio se ha instalado en nuestras vidas.
Sin darnos cuentas Jesús se acerca y se pone a caminar con nosotros.
A él sí le interesa lo que nos pasa y está dispuesto a la escucha.
Al final, si le dejamos, él nos hablará al corazón
y nacerá en nosotros una plegaria: "Quédate con nosotros".
Caldeados con su palabra comprenderemos el gesto de "partir el pan"
y descubriremos con gozo sun presencia.
Al final se "nos abrirán los ojos"
y nos convertiremos de caminantes sin rumbo
en testigos alegres de su resurrección.
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