impotente que solo puede amar.
Las heridas de sus manos que sólo bendijeron y curaron.
La heridas de su pies que pasaron por el mundo haciedo
el bien.
La herida de su costado abierto, de donde brota
el agua que nos purifica y la sangre que nos alimenta.
"Sus heridas nos han curado" (Is. 53, 5)
La belleza de Cristo en la cruz atraerá todas las miradas
para salvar a la humanidad.
No es la simple estética de lo esterno sino la belleza
sublime del amor que se entrega, lo que salvará al mundo.
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