
María nos puede conceder la gracia de pasar de la mente al corazón el misterio de Dios hecho hombre.
Este niño Dios trae la paz entre sus manos para que podamos sentirnos recociliados con Dios Padre, con nosotros mismos y con los demás.
Solo así podremos ser sembradores de paz en el mundo.
Nos asomamos a un año nuevo con el Espíritu que en nuestro corazón nos hace clamar: "Padre"
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