Amar a los amigos se aprende en muchas escuelas.
Amar a los enemigos sólamente a los pies de Cristo crucificado.
Querer a los que te quieren es la lógica del saber humano.
Querer a los que te desprecian es locura del amor de Cristo.
"La sabiduría de este mundo es necedad ante Dios".
Para amar a los amigos no hace falta la gracia de Dios ni
la venida de su Hijo Jesucristo.
El mal no se vence con la venganza y la violencia sino
con el diálogo y el bién.
El amor al enemigo no es sentir afectivamente simpatía
por él, sino desearle el bién evitando el odio y la venganza.
Esta es la aportación necesaria de los cristianos al mundo de hoy.
domingo, 20 de febrero de 2011
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