"Cuando uno de vosotros quiere construir una casa
en el campo, ¿acaso no comienza por sentarse a calcular
los gastos, para ver si tiene con qué terminar?" (Lc 14, 28).
Hay empresas comprometidas como contraer matrimonio,
montar un negocio, escalar el Himalaya...
Seguir a Jesús como cristiano es una empresa comprometida
pero apasionante según el evangelio.
Jesús no quiere una multitud de "fans" que le sigue a todas partes
sólo para aplaudirle.
Él sólo pone sus condiciones y elige al que quiere.
Hay que poner en segundo lugar a los bienes que se posean,
a los padres, a los hermanos, a los hijos, a la mujer e incluso
a uno mismo. Hay que cargar cada día con la cruz.
Es todo un proceso a recorrer.
Hay que pensarlo bien. No todos pueden con esto.
Seguir a Cristo no es un voluntarismo ético sino una vocación
diferente a ser hombre religioso.
Sólo es posible cuando se experimenta la llamada de Cristo
verificada dentro de la Iglesia.
La misma llamada contiene la gracia que seduce y fortalece.
viernes, 3 de septiembre de 2010
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