sábado, 4 de junio de 2011

La Ascensión de Jesús.




"Y mientras los bendecía se alejó de ellos y fué llevado al cielo" (Lc 24,51)



Jesús al subir al cielo nos invita a subir con él juntos,

pero no a trepar sólos a costa de los demás.



"Las manos de Jesús extendidas sobre los discípulos

y el mundo, al subir al cielo, es la razón permanente

de nuestra alegría" (Benedicto XVI)



Su presencia en la comunidad cristiana y en los pobres del mundo

está garantizada para siempre.



Cristo quiere contar con nosotros para crear la fraternidad universal.



Nos ha dado la misión de hacer discípulos suyos compartiendo lo que

hemos vivido con él.



Él quiere que seamos no sus adoctrinadores sino sus testigos.



Jesús, al subir al cielo, sube al Padre y con él todos nosotros

como miembros de su cuerpo".